miércoles, 17 de febrero de 2016

Amor Inmortal

Daniela, mi hermosa daniela. Si solo supieras que mi mente no deja de recordarte. Tu hermosa sonrisa, que tanto me hizo reír en los días mas amargos de mi vida; ese pelo, que cuando el viento lo acariciaba, perfumaba todo al rededor. Esa piel tan suave, que tanto anhelaba acariciar...

¡Rayos niña! No sé qué hiciste para que yo me comportará contigo de esta manera. Cuando estaba cerca de ti, todo al rededor perdía importancia. Recuerdo cuando nos conocimos, eras nueva en la escuela, yo ya era viejo allí, mis compañeros se burlaban y me decían que yo ya estaba en la escuela cuando se fundo, ¡jajaja! Yo solo les seguía el juego, para que se divirtieran un poco. Ese día estabas muy nerviosa; hiciste una biografía muy corta de tu vida; tu teniendo tantas cosas hermosas que contar, y yo queriendolas escuchar...

¡Hola! Soy daniela, vivo con mi abuela y tengo un perro que se llama pumba.

Pumba, cuando lo mencionaste en clases, creí que seria algún perro con el cual tendría que tener cuidado al ir a visitarte. ¡Pumba! Un nombre para un perro enorme y respetable, y al final resultó ser un tonto perro pequeño y escandaloso,  que me delataba cada vez que me detenía en frente de tu casa, a escondidas, para verte tejer con tu abuela; a veces tenía que cargar comida en los bolsillos, para así hacerlo callar.

Recuerdo, cuando te acercaste a mi daniela, teníamos que hacer grupos para realizar un ejercicio en clases. Desde ese día nunca nos separamos, fuimos el dúo fantástico, tu y yo juntos para todos y contra todos.

Me contabas todo sobre ti. Me contaste como te sentiste cuando te enteraste que tus padres se iban a separar; como te sentiste después de aquello; como te sentiste cuando tu padre te dijo que debía partir al campo de batalla y que tenias que ir a vivir con tu abuela, y aquella vez daniela, cuando recibiste la noticia de que tu padre no volvería más a casa... Estaba allí dany, junto a ti, secando tus lágrimas. Desde ese día me prometí que nunca te abandonaría, que nunca te haría sufrir de esa manera; sin embargo mi querida daniela...

Aquí estas, junto a mi, derramando tus dulces lágrimas en el césped por mi culpa. Rompiendo mi promesa de nunca hacerte sufrir. Aquí en frente de mi lápida ya descolorida y maltratada por los años y por el sol, aquí donde cada sábado te sientas y me cuentas las travesuras de nuestros nietos, aquí donde ríes y lloras recordando el pasado, aquí donde mi cuerpo descansa... Te digo que te amo demasiado mi hermosa daniela, y que todos estos años siempre he estado a tu lado en las buenas y en las malas. Quiero que recuerdes mi amada dany, que este amor tan profundo que siento por ti, es INMORTAL.

domingo, 14 de febrero de 2016

La salida más rápida.

Destino: Situación a la que supuestamente se llega de forma inevitable, impulsado por una fuerza desconocida e irresistible.

Destinar: Designar, determinar o señalar algo para un objetivo o efecto.

-¿Será esa misma fuerza desconocida que te ha mandado para un fin?
Si es así, ¿Cuál es ese fin?,¿Cuál es ese objetivo?
¿Detener mis estudios?
¿Hacer qué mis padres se enojaran y que me echaran de mi casa?
¿Hacer qué mi novio me dejara?
¿Hacerme sentir la persona más desdichada de este mundo
Pues si ese era tu objetivo ¡¡¡Lo has logrado!!!

"Doctor Solomon se le solicita en la sala de emergencias"

La salida más rápida; podré retomar mis estudios, ser la chica que antes era, pero sé que mis padres no me trataran igual que antes; la confianza que depositaron en mi, está en números rojos y sé que mi novio no volverá conmigo, ni pidiendo un deseo al genio de la lámpara mágica.

Sus palabras fueron tan duras...
¡¿O te deshaces de esa cosa o nunca volverás a verme ni los pelos?!

"Nadie puede negarte el derecho a ser madre, ni tampoco obligarte a serlo"
Se podía leer en el reverso de la revista que leía la secretaria.

Estoy tan nerviosa, que hasta mis manos están frías, siento una punzada en mi estomago; tengo tanto miedo; seguramente también lo sientes, sientes mi miedo.
-¿Viniste sola a consultar con el doctor? -Me pregunta la secretaria, mientras apartaba sus ojos de la revista.
-Sí -Contesto tímidamente, haciendo un puño con mis manos entre las piernas.
-¿Es la primera vez que haces esto? -Continuó preguntando.
-Sí -Vuelvo a responder, algo incomoda por su interrogatorio.
-Despreocúpate, no dolerá nada -me dió una sonrisa cálida.

Correspondí, pero sé que podía notar como temblaba en el asiento.

De momento la puerta del consultorio se abrió, Salió pálida y débil la chica que acababa de consultarse. Su madre la acompañaba y la sostenía del brazo.
Tragué en seco y sentí que todo en mi interior se desgarraba. La secretaria pronunció mi nombre y mi corazón se detuvo.
-Adelaida, ya es tu turno -Dijo tiernamente, aún con aquella sonrisa.

Me levanté del asiento y sentí, que dejaba mi valentía allí en aquella sala de espera, aún sentada como esperando la oportunidad de entrar en mi cuando el miedo me abandonara.
El consultorio es tan frío, como mis manos en este momento, con sus paredes blancas y todo los adornos e instrumentos plateados...
-Puede quitarse la ropa detrás de esas cortinas -Dijo el doctor fríamente, mientras buscaba algo en el ordenador-, y tome una de las batas que hay en la mesa al lado de la camilla, cuando esté lista me avisa, por favor.

Muda por el miedo que no dejaba de acompañarme; tomé dirección hacia las cortinas, me desvestí, coloqué mi ropa a un lado y me puse la bata.
-Ya estoy lista doctor -Le hice saber.
-De acuerdo, acuéstese en la camilla de inmediato empezaremos.
El doctor se me acercó,se colocó entre mis piernas y rápidamente comenzó su labor.

Ya vestida y sentada en frente del escritorio, aún temblorosa y avergonzada por lo que acababa de ocurrir, el doctor me observaba desde su gran sillón negro del otro lado del escritorio, tomó una pose muy seria y me dijo...
-Déjeme comunicarle que... -Mi corazón daba latidos fuertes al compás del segundero del reloj que marcaba las 9:41 am en la pared al lado del escritorio-...¡Todo ha salido con éxito! Usted será la madre de un niño perfecto, sano y hermoso. -Terminó de decir el doctor.

Mi corazón iba a estallar, el miedo que había entrado conmigo, había sido arrojado a través de la ventana
por la alegría que había inundado la habitación, que ya no era fría, se había tornado cálida.

Mi sonrisa era tan amplia, por aquella buena noticia recibida, sentí un alivio tan grande al saber que mi bebé venia sano y salvo, mí niño, que pronto tendré en mis brazos para llenarlo de amor.

-Será un reto fuerte para tu edad...
-¡Lo asumiré doctor! -Le afirmé-, daré lo mejor de mi.
-Sé que lo harás bien -Me lo dijo con una grata sonrisa y sosteniendo fuertemente mis manos, como dándome las fuerzas que necesitaré mas adelante.

Sin duda, es la mejor decisión que he tomado, seguir adelante; aún sin el apoyo de mis padres y sin la ayuda del padre de mi hijo, sé que lo conseguiré; porque ya sé cuál es tú objetivo en mi, y es hacerme una persona más fuerte.
"Un hijo nunca será un error, sino una bendición" 
amor entre madre e hijo.